Los Caminos del Mar

En el año 285 a.C Irene tiene quince años y vive con su padre en Atenas. Su educación, que Kleón ha cuidado con un esmero nada habitual para una mujer, la ha convertido en una joven curiosa y culta. Sin embargo, todo su mundo se derrumba cuando él es encarcelado. Irene queda bajo la tutela de Herófilo, un familiar médico con el que huirá de Atenas. Durante una larga estancia en Creta, donde se ven obligados a recalar, Irene acabará por adquirir conocimientos básicos de medicina, suficientes para despertar su interés por continuar aprendiendo y practicando. Así empieza su periplo por el Mediterráneo, que es a la vez un viaje hacia el descubrimiento de sí misma. En la aventura vital de la protagonista se cruzan no sólo los dos hombres a los que amará, sino también personajes históricos como Herófilo de Calcedonia, el rey Ptolomeo I o el filósofo Epicuro, y las mujeres anónimas -campesinas, esclavas, cortesanas y esposas de ciudadanos griegos-, que la ayudarán a convertirse en adulta. Las peripecias de Irene nos acercan a una época en que la ciencia médica daba sus primeros pasos y el arte y la filosofía formaban la conciencia colectiva y se planteaban dilemas no muy alejados de los que vivimos hoy. Una vida fascinante narrada en una novela imperdible.

Trailer del Libro

Entrevista

En esta entrevista con su autora, hemos hablado de temas relacionados con Los caminos del mar, como el debut a lo grande de Magdalena Albero Andrés en el mundo de la literatura, el estudio de la medicina en el siglo III antes de Cristo o la situación de Atenas y Alejandría en esa época.


¿Qué le llevó a escribir "Los caminos del mar"?
En la decisión se unieron dos pasiones: mi pasión por escribir y mi pasión por el mundo antiguo. Siempre me ha interesado la antigüedad clásica a orillas del Mediterráneo. Al fin y al cabo es en estos lugares donde se desarrolló nuestra cultura occidental. Tenía curiosidad por saber más. Un día, leyendo un artículo sobre historia de la ciencia, encontré el nombre de Herófilo de Calcedonia, el creador de la Escuela de Medicina del Museo de Alejandría. Enseguida me atrajo escribir sobre la época. Pero quería cambiar de registro, dejar de lado el ensayo y escribir sobre personas. No me interesaba explicar la vida de personajes reales, sólo quería que éstos estuvieran allí, en el contexto de la historia. Siempre había pensado que eso que dicen algunos escritores de que sus personajes los guían y toman vida propia era un cuento. Hasta que me pasó a mí. A medida que Irene iba tomando forma y se metía en situaciones diferentes yo no hacía más que seguirla, pensando cómo se sentiría, cómo reaccionaría, qué le ocurriría después. Y al mismo tiempo que me metía en su vida, tenía que hacerlo en el momento histórico que le había tocado vivir. E iba descubriendo todo aquello que era diferente en la época, pero también descubrí aspectos que eran atemporales y universales, tanto en los sentimientos de la protagonista como en la vida social, cultural y política de los lugares donde vive.

¿Qué sintió cuando su primera novela resultó la ganadora del II Certamen Internacional de Novela Histórica “Ciudad de Úbeda”?
Una felicidad absoluta. Me habían dicho que los concursos muchas veces tienen ya pactado el ganador y que las obras de los autores noveles ni siquiera se leen. Pero yo deseaba que alguien leyera mi novela, que creyera en ella. Por eso la envié, a pesar de las recomendaciones en contra de hacerlo. Tenía pocas esperanzas de resultar ganadora. Enterarme de que había ganado el certamen fue una de las mejores noticias que he recibido en la vida porque ha supuesto un cambio importante para mí. El haber ganado el premio se ha convertido en un impulso magnífico para seguir escribiendo. Me he lanzado, con la ilusión renovada, a trabajar en la segunda novela que estoy escribiendo.

¿Por qué se decidió por el género de la novela histórica?
Siempre me ha gustado la historia. De hecho, además de Licenciarme en Ciencias de la Comunicación, también lo hice en Historia. Sobre todo me atrae la historia del mundo antiguo, aunque mi especialidad mientras estudiaba fue la Historia Moderna y Contemporánea. La novela histórica me permitía también hacer el puente entre el libro de ensayo, que es el que yo suelo escribir por mi profesión, y la creación de una historia con personajes vivos que sienten y que tienen la capacidad de atraer al lector y mantenerlo interesado en lo que les pasa hasta el final de la novela. Quería escribir una novela que fuera entretenida, que conmoviera y que informara. La parte de la investigación histórica era fácil para mí. Sabía buscar información, analizarla, contrastarla, seleccionarla. El reto que me planteé es que esa información no se notara que estaba allí. Que las peripecias de la protagonista de mi historia, el creciente interés por lo que le ocurre, consiguieran transportar al lector hasta el siglo III a.C. y que pudiera llegar a identificarse no sólo con los sentimientos de la protagonista sino con aspectos de la sociedad de la época que continúan vigentes el día de hoy. Creo que he conseguido superar el reto.

¿Cuánto tiempo ha invertido en escribir están novela?
Desde la primera idea hasta el momento en que la envié al concurso, dos años y nueve meses.

¿Cómo definiría su estilo?
Creo que mi estilo es ágil, fresco, nítido, casual. No busco metáforas ni tiene largas descripciones. Intento reflejar los sentimientos de los personajes de manera sencilla. Busco que el lector simpatice con ellos, que se interese por lo que les está ocurriendo.

¿Cuál diría que fue el principal cambio en la política de Alejandría para convertirse en la ciudad de referencia en cuanto al saber que llegó a ser?
La política del rey Ptolomeo I, quien, en vez de pelearse por ampliar territorios como hicieron los demás diádocos (los sucesores de Alejandro el Magno), se dedicó a una política activa de lo que hoy llamaríamos “captación de talento” de todas las regiones de la Helade. Para ellos creó el Museo (o palacio de las Musas) donde los puso a trabajar. Les dio la estabilidad que necesitaban para crear en el ámbito de las ciencias y de las letras. Propició tanto la innovación y ampliación de conocimientos dentro del Museo como el recoger el conocimiento que llegaba de otros lugares muy lejos de Alejandría. Así, todos los papiros que venían en los barcos que llegaban a Alejandría eran revisados por Demetrio de Falero, el gran bibliotecario, y si aportaban conocimientos nuevos los mandaba copiar. Luego se devolvían a sus dueños. La copia de papiros sobre conocimientos muy diferentes de lugares lejanos, y los muchos documentos que los sabios del Museo generaban con sus reflexiones y descubrimientos, se almacenaban en la biblioteca. El hijo de Ptolomeo I, Ptolomeo II, continuó en la misma línea que su padre y amplió la biblioteca, que perduró hasta que fue destruida, muchos siglos más tarde, en el siglo IV d.C.

Tanto en la forma de gobierno como en la organización social, Ptolomeo I propició la fusión de la cultura egipcia con la griega, y creó una ciudad viva, rica y majestuosa que se convirtió en reclamo para los habitantes de otras ciudades que llegaban allí para establecerse. Alejandría era una ciudad griega, en tierras egipcias. Ptolomeo quiso que ese dominio de lo griego no excluyera formas de hacer egipcias que podían ser útiles para la organización de la ciudad. Consiguió incluso un sincretismo de mitologías griega y egipcia con la creación del dios Serapis.

¿Cómo definiría la situación política de Atenas en esta época?
Ya en el siglo IV a.C había empezado el declive de las grandes polis, Atenas y Esparta. Macedonia dominaba la región del Ática y Atenas empezó a tener gobernantes más dados a la guerra que al desarrollo de la filosofía, las artes o la democracia. En el año 286 a.C. la situación no había hecho más que empeorar. Pero el esplendor de un pasado ya lejano seguía presente en las mentes de personas instruidas, como el padre de Irene, quienes se resistían a aceptar que las cosas ya no iban a volver a ser como lo fueron en la época de Pericles. Por eso, en los años en que transcurre la novela, se produce una diáspora de ciudadanos atenienses, cultos y con pensamiento propio, hacia Alejandría. Intentan huir de la represión de Atenas contra quien no está con el poder. También buscan desarrollar sus ansias de conocimiento en un entorno favorable para ello.

En la época en la que transcurre la novela las mujeres tienen vetado el acceso al estudio de la medicina, pero ¿a qué hombres también se les podía vetar también dicho acceso?
Los esclavos no tenían acceso tampoco, ni los extranjeros. En el caso de la Escuela de la Medicina de Alejandría, tampoco tenían acceso los egipcios. Era una institución griega, dominada por los griegos. Esa es una de las cosas que, en la novela, quiere cambiar Herófilo. Por eso protege a Irene y a Manetho, un discípulo egipcio. Como no tienen permitido estar con los demás discípulos, Herófilo les enseña medicina a escondidas: visitan enfermos sin que los demás lo sepan, hacen experimentos novedosos que dirige Herófilo, y copian y estudian papiros médicos procedentes de lugares lejanos

¿Cómo evoluciona el personaje de Irene a lo largo de la novela?
Los caminos del mar es una novela de aventuras, pero sobre todo una novela de iniciación, una Bildungsroman. Como ocurre en este tipo de novelas el personaje de Irene está a punto de entrar en la edad adulta. Se encuentra en esa época de la vida en que por primera vez uno se pregunta quién es y qué quiere. A lo largo de la novela lo irá descubriendo. Es una historia de supervivencia, de superación personal. Irene debe sortear las dificultades y aprender de ellas. Debe empezar muchas veces de cero, en lugares diferentes, debe aceptar la pérdida o la lejanía de las personas a las que ama, y también las dificultades con las que se encuentra cuando decide seguir adelante con su decisión de convertirse en un buen médico. Es un personaje muy humano, que duda, se equivoca, que mezcla razón y emoción en las decisiones que toma. Irene pasa de ser una niña protegida por su padre a una adulta segura de sí misma, serena, con proyectos, ilusionada. Su viaje por el Mediterráneo, su estancia en Atenas, Creta, Alejandría, Rodas y Pharos (actual Hvar, Croacia) es también un viaje interior hacia el descubrimiento de sí misma. Irene se convierte en una mujer valiente, aunque no es consciente de ello. Es capaz de lanzarse a tomar caminos no trazados a pesar de que no sabe dónde la van a llevar.

En su opinión, ¿cuál es el gran momento determinante de su vida?

Hay más de uno, que no voy decir aquí por no desvelar el argumento de la novela. En general coinciden con las razones que llevan a Irene a abandonar o a quedarse en las ciudades donde vive a lo largo de la novela.

Si tuviera que escoger a uno de los dos hombres a los que Irene llegó a amar, ¿cuál sería?
Bueno, yo no soy Irene, ni tampoco tengo su edad. Creo que los dos hombres, aunque muy diferentes, aportan aspectos importantes que hacen atractiva una relación con ellos. Pero si he de contestar a la pregunta, creo que elegiría a Leandro para una relación breve y a Linos para una relación duradera.

¿Está trabajando en alguna nueva novela?
Sí. Adelanto que se trata de una novela histórica pero transcurre bastantes siglos más tarde. También quiero terminar de escribir una novela contemporánea que tengo a medias.

"Los Caminos Del Mar" en la prensa

06/10/2014 Presentación de la novela

Reseñas


En la novela histórica "Los caminos del mar", de ritmo trepidante y emociones a flor de piel,Magdalena Albero Andrés nos acerca al personaje de Irene, una de esas muchas mujeres que se rebelaron contra los cánones impuestos en la sociedad de hace más de dos mil años. En una Atenas ya en el ocaso de su esplendor, aún existían hombres y mujeres que luchaban por llevar el conocimiento y el progreso a un pueblo sometido por la decepción y la superchería. La novela será publicada por Roca Editorial.

Hombres y mujeres que, o fueron encarcelados, o pasaron a formar parte de la diáspora de ciudadanos griegos que se instalaron en la nueva ciudad que imaginara Alejandro el Magno y, desde allí, trabajaron para recopilar y hacer crecer el conocimiento. Mujeres que, con esfuerzo consiguieron formarse en las artes y en las ciencias, como aquellas que las precedieron o las siguieron a lo largo de la historia de la humanidad. Su lucha no fue sólo la de aquellas de las que hemos oído hablar, como Aspasia de Mileto o Hipatia de Alejandría, sino también de las mujeres anónimas que las apoyaron en su defensa del progreso.

Aunque lejana en el tiempo, la historia de Irene nos interpela y nos despierta la rabia dormida. Nos da un toque de atención para reaccionar y darnos cuenta de que no somos tan ajenos a aquella situación en la que las mujeres debían sortear multitud de obstáculos para conseguir las mismas posibilidades que los hombres. La eterna lucha por la igualdad entre géneros en la que, después de más de dos mil años, aún seguimos inmersos.

Una sociedad decepcionada con sus gobernantes, un pueblo descontento, manipulado y obediente. Contextos y sentimientos similares totalmente extrapolables a nuestros días en los que, en situaciones límite, intentamos arremeter contra el más débil, o el más desprotegido.

No obstante, a pesar del desaliento, y al igual que hace Irene en esta novela, la autora de Alcoy nos regala una chispa de esperanza y nos muestra que, con acceso al conocimiento y perseverancia, todo es posible, incluso desafiar a un gobierno. El buen hacer narrativo de Magdalena Albero Andrés, fresco y pulcro, nos muestra el recorrido de una mujer en la búsqueda de un lugar en el mundo, propio y único. Nos transporta al pasado y a ciudades legendarias como Alejandría con su faro todavía en construcción, Rodas y su coloso casi terminado, o Atenas y su Partenón, testigo de esplendores ya pasados.

Gracias a un escrupuloso conocimiento de la historia, que la autora ha sabido exponer sin caer en el historicismo ni en el exceso, la novela nos permite pasear por las calles de esas ciudades como el que lo ha hecho el día anterior; descubrir sus olores, sus ruidos, sus habitantes. El lector consigue así aprender mucho acerca de la medicina, las costumbres, el momento político, la organización social, las creencias religiosas, la filosofía y el arte de la época. Los primeros pasos en la búsqueda sistemática del conocimiento que significó la creación del Museo y la biblioteca de Alejandría están también perfectamente dibujados y reflejados en las páginas de esta novela que se lee con gran interés y que absorbe la atención del lector desde la primera página.

Los caminos del mar es una historia hilada con maestría y oficio literario que convierte la lectura en una orgía de sentidos y emociones aderezada con unos personajes de ficción atractivos y humanos, que conviven con personajes reales como el filósofo Epicuro o el médico Herófilo de Calcedonia. A todos ellos la autora nos los muestra cercanos, nos hace vivir sus sentimientos, emociones, dudas y logros.

Mujeres rebeldes como Irene, Caledonia y Areté, hombres comprometidos, como Epicuro y Herófilo, que arriesgan su reputación, o grandes visionarios como el rey Ptolomeo I, antiguo general de Alejandro el Magno, que convertirá Alejandría en el gran centro cultural del Mediterráneo y ejemplo de sociedad multicultural, tan habitual en nuestros días. Y el amor, único, universal e incorruptible, el sentimiento más antiguo desde que el mundo es mundo y que mueve todas nuestras acciones. 


Magdalena Albero Andrés.-.-.En el año 285 a.C Irene tiene quince años y vive con su padre en Atenas. Su educación, que Kleón ha cuidado con un esmero nada habitual para una mujer, la ha convertido en una joven curiosa y culta. Sin embargo, todo su mundo se derrumba cuando él es encarcelado. Irene queda bajo la tutela de Herófilo, un familiar médico con el que huirá de Atenas. Durante una larga estancia en Creta, donde se ven obligados a recalar, Irene acabará por adquirir conocimientos básicos de medicina, suficientes para despertar su interés por continuar aprendiendo y practicando. Así empieza su periplo por el Mediterráneo, que es a la vez un viaje hacia el descubrimiento de sí misma. En la aventura vital de la protagonista se cruzan no sólo los dos hombres a los que amará, sino también personajes históricos como Herófilo de Calcedonia, el rey Ptolomeo I o el filósofo Epicuro, y las mujeres anónimas -campesinas, esclavas, cortesanas y esposas de ciudadanos griegos-, que la ayudarán a convertirse en adulta. Las peripecias de Irene nos acercan a una época en que la ciencia médica daba sus primeros pasos y el arte y la filosofía formaban la conciencia colectiva y se planteaban dilemas no muy alejados de los que vivimos hoy. Una vida fascinante narrada en una novela imperdible.

Ya hacía un tiempo que no leía nada de carácter histórico. Y ya tocaba. Me gusta ir saltando de género en género, si bien tengo mis preferencias. No me gusta encasillarme en ninguno en concreto. Me siento como una abeja, deteniéndome de flor en flor, degustando el néctar que me proporciona cada una de ellas. Y así, no sé cuántos meses después, llegó el turno de elegir una lectura, haciendo una pausa en este género que tan buenas alegrías me ha dado siempre.

Y esta no iba a ser menos, abrí la novela, leí el primer par de páginas y ya quedé prendado a su magia. ¡Qué historia tan conmovedora se avecinaba ante mis ojos! Y así, sin más, me dejé llevar hasta el final, hasta un delicioso final.

Los caminos del mar, de Magdalena Albero Andrés, narra la lucha de una mujer que no solo afronta todos sus problemas con valentía, sino que, además, resulta airosa de todos ellos. Siguiendo los pasos de las grandes heroínas que ha habido a lo largo de la Historia, la novela ganadora del II Certamen Internacional de Novela Histórica Ciudad de Úbeda nos cuenta con minucioso detalle el periplo de esta mujer luchadora en un mundo dominado por hombres. Una aventura inolvidable, un ejemplo de superación, un recorrido donde conoceremos ilustres personajes históricos. Una fascinante obra de arte que tienes que leer y que toda una referente del género como es Rocaeditorial pone a tu disposición, para que te deleites. Son muchas las novelas que relatan las hazañas de grandes héroes (históricos o no), pero no es muy común (o, al menos, lo es menos) encontrarse con una obra que conmemoren las grandes proezas de las mujeres y no me refiero a la destreza a la hora de utilizar armas en el campo de batalla, sino a conseguir los objetivos marcados en la vida, a utilizar el cerebro en lugar de la fuerza, algo de más provecho, sin duda.

Pues Los caminos del mar es una de ellas, yo la denominaría como un ejemplo de superación o una excelente lucha contra la adversidad. No me canso de repetirlo, insisto una vez más: una obra de muchos quilates que tienes que leer, te guste o no el género histórico.

Siendo apenas una niña de cinco años, Irene perdió a su madre y a sus dos hermanos debido a la peste. Nadie supo explicarle a la pequeña como pudo librarse de una enfermedad que se cobró tantas vidas en la Atenas del siglo III antes de Cristo. A partir de este trágico suceso, Irene encuentra apoyo en su padre, quien hasta entonces era un perfecto desconocido para ella. Kleón, así se llama su padre, se convierte en su único amigo, en su maestro, en su confidente… en su único apoyo. Y es él quien le enseña todo en la vida, especialmente el conocimiento, pues piensa que esto es lo que hará libre a su hija. Pero varios años después el destino vuelve a jugar en contra de Irene, ahora ya casi una mujer,  cuando, en casa de su padre, unos soldados descubren una carta que iba destinada al primer mandatario de Atenas y que debería de haber llegado a su destino hace varios días, pues de esta misiva dependía el curso de la guerra. Acusado de traidor, Kleón es apresado por el ejército ateniense. Con su padre condenado al exilio,  el destino de Irene es vagar sola nuevamente por la vida, afrontar los problemas que se le han venido encima y encontrar un hombre con el que vivir sus días.

Y aquí comienza su historia, una historia de amor y de sacrificio que no podrás olvidar…

Sale a la venta la primera novela de Magdalena Albero Andrés, que lleva por título "Los caminos del mar" y que ha sido la ganadora del II Certamen Internacional de Novela Histórica “Ciudad de Úbeda”. Este libro nos transporta a la antigua Grecia para relatarnos una historia de superación en la que una mujer tratará de luchar contra las convenciones que le impiden estudiar y ejercer la medicina.

En el año 285 a.C Irene tiene quince años y vive con su padre en Atenas. Su educación, que Kleón ha cuidado con un esmero nada habitual para una mujer, la ha convertido en una joven curiosa y culta. Sin embargo, todo su mundo se derrumba cuando Kleón es encarcelado. Irene queda bajo la tutela de Herófilo, un familiar médico con el que huirá de Atenas.

Durante una larga estancia en Creta, donde se ven obligados a recalar, Irene acabará por adquirir conocimientos básicos de medicina, suficientes para despertar su interés por continuar aprendiendo y practicando. Así empieza su periplo por el Mediterráneo, que es a la vez un viaje hacia el descubrimiento de sí misma. En la aventura vital de la protagonista se cruzan no sólo los dos hombres a los que amará, sino también personajes históricos como Herófilo de Calcedonia, el rey Ptolomeo I o el filósofo Epicuro, y las mujeres anónimas -campesinas, esclavas, cortesanas y esposas de ciudadanos griegos-, que la ayudarán a convertirse en adulta.

Los caminos del mar es una novela histórica de la que principalmente hay que destacar su excelente ambientación. La ambientación de las escenas de esta novela nos traslada con gran sencillez a las calles de ciudades como Atenas o Alejandría y a sus enormes diferencias socioculturales, las luchas de poder o sus políticas exteriores. Pero sobre todo lo que no podemos dejar de mencionar es el vasto trabajo de documentación que la autora ha tenido que realizar para describirnos cómo era la medicina en aquella época.

Este último punto nos muestra las enormes diferencias que había en la formación de los distintos médicos o cómo se excluía de ellas a las mujeres en general y a los hombres que procedieran de determinados territorios a pesar de que unas y otros demostraran que podían llegar a ser buenos médicos. A su vez, la detallada descripción de cómo las autoridades alejandrinas querían avanzar en conocimientos médicos nos muestra cómo se realizó una revolución que en su momento pasó bastante desapercibida en otras naciones.

Pero no todo en esta novela es historia de Grecia y de la medicina, ya que también tiene importantes componentes de acción e intriga (vamos, que la trama comienza con una mujer que tiene que abandonar precipitadamente su casa ya que va a ser asaltada debido a las ideas políticas de su padre), de amor y de superación frente a una sociedad que, en su mayoría, está en su contra.

En definitiva, en Los caminos del mar, Magdalena Albero nos relata las peripecias de Irene, las cuales nos acercan a una época en que la ciencia médica daba sus primeros pasos y el arte y la filosofía formaban la conciencia colectiva y se planteaban dilemas no muy alejados de los que vivimos hoy. Una vida fascinante narrada en una novela imperdible.

 

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